/ 30.11.-0001       1464
Norman Borlaug estuvo muchas veces en la Argentina y trabajó en el mejoramiento de trigo

"Norman Borlaug vio en la Argentina un gran potencial de producción de alimentos. Por eso trabajó muchos años aquí e introdujo los genes de enanismo en trigo que mejoró la productividad en el país", recordó el ingeniero Rogelio Fogante, de Marcos Juárez, Córdoba, y uno de los privilegiados en conocer al Premio Nobel de la Paz 1970, recientemente fallecido.
Borlaug trabajó en más de 100 países. Si bien su foco fueron las naciones pobres de Africa, en las que predicó que la mejor herramienta contra el hambre era producir los propios alimentos, en la Argentina la motivación fue distinta.

"Trabajé con él en el INTA Marcos Juárez. Durante diez años seguidos, desde 1964, venía en noviembre y se quedaba 30 días. Hablaba perfectamente español por su residencia en México. Nos enseñó a trabajar en equipo, en seleccionar cada variedad de semilla de trigo según la zona. Su huella aún está en el Programa de Mejoramiento Genético", dijo Fogante a LA NACION.

"¿Qué vio en la Argentina? Un gran potencial de producción. Por eso ingresó los genes del enanismo que mejoraron los rindes en el trigo. Era la variedad Norim que observó en Japón", agregó el profesional, que también es integrante de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

Precisamente, el presidente honorario de Aapresid, Víctor Trucco, recuerda a Borlaug como un eterno luchador. "A pesar de estar muy enfermo, días antes de su muerte escribió un artículo en el Wall Street Journal en el que elogió la ayuda económica del G8 para proveer de semillas, fertilizantes y otros insumos para producir alimentos en la población italiana D´Aquila, devastada por un terremoto".

Entre sus tantas visitas a la Argentina fue orador en el Congreso Nacional de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) 1980 y participó con una videoconferencia en 2001.

"En nuestro país, la introducción de trigos con sangre mexicana provocó un salto sustancial en la producción. El cruzamiento de la variedad Sonora 64 -con el gen Norim, de alto potencial de rendimiento y muy buena sanidad- con el cultivar Klein Rendidor -que ocupaba el 50% del área sembrada en aquella época- dio como resultado la variedad Marcos Juárez INTA, que rindió un 30 por ciento más en promedio que la variedad anterior y con muy buena sanidad", recordó el presidente de Aacrea, Rafael Llorente.

La variedad fue ampliamente adoptada por los productores por sus características agronómicas favorables: plantas de caña muy fuerte y corta, con más granos por espiga, que aprovechaba muy bien los fertilizantes aplicados.

En lo personal, Llorente recuerda una máxima de Borlaug: "Para hacer producir hay que salir de las oficinas, internarse en el campo, ensuciarse las manos y sudar, es el único lenguaje que entienden el suelo y las plantas".

El presidente de Aacrea agregó que "su noble espíritu se resume en uno de los pensamientos que siempre repetía y que fijó el norte en su vida: no se puede vivir con tranquilidad si hay millones de personas pobres y hambrientas en el mundo".

En tanto, el ingeniero Omar Polidoro del INTA Pergamino, también compartió muchos momentos con el padre de la Revolución Verde. "Decía que para ser buen mejorador había que estar en contacto con las plantas", dijo.

"En todos los granos de trigo que están almacenados, o que están transformados en harina, o el mismo pan que compramos cada día, tiene algo de Borlaug", concluyó.

Por Roberto Seifert
De la Redacción de LA NACION


Con la colaboración de Carlos Marín Moreno

Fuente: www.lanacion.com